sábado, 2 de agosto de 2008

Descubrí de que mi obsesión de que cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo, cada palabra en su estilo, no era el premio merecido de una mente en orden, sino al contrario, todo un sistema de simulacion inventado por mi para ocultar el desorden de mi naturaleza. Descuibri que no soy disciplinado por virtud, sino como reaccion contra mi negligencia; que parezco generoso por encubrir mi mizquinidad, que me paso de prudente por mal pensado, que soy conciliador para no sucumbir a mis cóleras reprimidas, que solo soy puntual para que no se sepa cuan poco me importa el tiempo ajeno. Descubrí, en fin, que el amor no es un estado del alma sino un signo del zodíaco .
Me volvi otro. Me pregunto como pude sucumbir en este vertigo perpetuo que yo mismo provocaba y temia. Flotaba entre nubes erráticas y hablaba conmigo mismo ante el espejo con la vana ilusion de averiguar quien soy. Era tal mi desvarío, que en una manifestacion estudiantil con piedras y botellas, tuve que sacar fuerzas de flaqueza para no ponerme al frente con un letrero que consagrara mi verdad: " estoy loco de amor"

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